jueves, 19 de abril de 2012

Zapatillas de trekking

Zapatillas de trekking, ¿el sustituto de las botas?
Básicamente, una zapatilla de trekking es un calzado de caña baja con prestaciones de montaña en lo que se refiere a suela, impermeabilidad y dureza del conjunto de la zapatilla en general.
La idea sería conseguir la comodidad de una zapatilla deportiva, pero añadiéndole la dureza y protección de la bota. Como todo no se puede, digamos que el resultado final es un intermedio; ni son tan cómodas cómo unas deportivas, ni tan duras como unas botas. Eso si, son relativamente duraderas, y no asfixian el pie cómo lo hacen las botas altas.
Es importante elegirlas con buena suela, Vibram o similares,
pero no demasiado blanda o nos quedaremos sin zapatilla en pocos meses. Dependiendo del terreno, o de el uso que les queramos dar, es importante también comprobar que tengan cierta resistencia a la torsión lateral (que no a la flexión) para que ofrezcan cierto soporte a la pisada, si andamos por terreno rocoso, por ejemplo.En cuanto a comprarlas con o sin membrana (Gore Tex, Dry Line o Sympatex), es una elección personal. No siempre es necesario, según la actividad a la que las queramos destinar. La membrana encarece el producto y es una barrera más a la transpirabilidad. Aunque parezca raro esto es así, ya que aunque las membranas sean transpirables, no dejan de ser una capa más entre el pie y el exterior. Ahora bien, si queremos usarlas en montaña en primavera-verano-otoño, es mas que recomendable que sean impermeables. Una tormenta de verano es incómoda, pero no pasa de ahí; pero si nos empapamos los pies en el monte en marzo, podemos pasar frío de verdad.
Es conveniente que la zapatilla tenga refuerzos de goma al menos en la puntera, ya que a buen seguro será una de las zonas que mas sufrirán.
Existen diferencias entre modelos confeccionados enteramente en piel, y aquellos que intercalan piel con tejido de malla muy ligero y transpirable. Lógicamente, las primeras serán mejores en climas adversos, y las segundas serán más adecuadas para altas temperaturas y climas secos.
Un par de apuntes de importancia. Aunque su uso se ha generalizado últimamente, conviene recordar que la zapatilla no protege el tobillo de torceduras, por lo que en terrenos pedregosos o muy escarpados existe riesgo de sufrir esguinces, o de sobrecargar los tobillos en torsión. Parece atractivo a primera vista hacer ascensiones estivales a Pirineos en zapatillas, pero hay que valorar si es lo más adecuado o no. Al final, no deja de ser una decisión personal.
Y por otro lado, aunque la zapatilla lleve Gore Tex o similares, no olvidar que al ser de caña baja es relativamente fácil que entre agua por arriba, caso en el que la membrana no nos serviría para nada.
Al igual que las botas, conviene elegir un número un poco superior al habitual de calle; que sobren entre 1,5 y 2 centímetros, para que no nos golpeen los dedos de los pies en la puntera durante las bajadas.
En su favor, decir que muchos modelos tienen una adherencia comparable a las mejores botas, que son mucho más ligeras que éstas, y que desde luego no hay punto de comparación en lo que a confort del pie se refiere, sobre todo en verano con altas temperaturas.

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